jueves, 2 de octubre de 2008

Época de crisis

Tal situación es el estado actual de las sociedades donde las dos grandes causas de la degradación de los hombres son la polarización entre la pobreza y la riqueza. Las recesiones económicas a nivel mundial, que periódicamente se provocan, no hace más que demostrar que se vive en la paradoja de que la crisis nacen de la abundancia, “de un mundo puesto al revés”. El mercantilismo, que representan las multinacionales, herederos sociológicos del mayor de los fariseísmos, con su poder económico, se esfuerzan en educar a las gentes que componen la sociedad, en el principio siguiente. o te a provechas de tu prójimo o se aprovecha él, aprende a preocuparte a tener lo tuyo sin pensar en los demás, si te arrastras ante los poderosos y eres complaciente con ellos, quizás conserves tu status social y a lo mejor puedas hacer carrera y llegar a burgués”. Semejante psicología de ánimo sólo puede existir en un cuerpo social, moralmente enfermo, como el falaz consumo, de la sana ambición social se da paso a la egoísta ambición personalista en el esfuerzo por perpetuar la identidad de las cosas.
Cual materialismo vulgar nos halaga los sentidos ofreciéndonos una gran mesa de comensales, vestida con blancos y relucientes manteles a donde acuden toda clase de individuos con un apetito devorador, deslumbrados, cegados a su vez en sus conciencias por toda una variedad de viandas, por las luces de neón y toda una parafernalia que conlleva. Con toda una caterva de personajes que niegan el cambio en justa retribución de los bienes materiales. Mercaderes, y lacayos diplomados a favor del sistema establecido. Individuos obsesionados con la idea, en su propio interés, de que el ser humano no tiene remedio, que es egoísta por naturaleza. Que la igualdad de deberes y derechos, en la fraternidad y la libertad es una utopía, cosas de locos, de iluminados.

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