viernes, 6 de marzo de 2009

Justicia Universal

Si nos atenemos a los primeros párrafos de la letra del Himno de la Internacional: arriba parias de la Tierra, en pie famélica legión. Se hace realidad, la objetividad histórica, de los intereses bastardos del colonialismo de los siglos dieciocho, diecinueve y parte del veinte, por parte de las potencias imperialistas; EE.UU, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Francia, etc. Cuya misión fue esquilmar sus economías, robando descaradamente las riquezas naturales de esos países colonizados. Sembrando el caldo de cultivo, para que las nuevas generaciones herederos de esos pueblos arruinados en lo material, y en lo espiritual, despierten de su letargo atávico. Viéndose obligados a emigrar, exponiendo sus vidas, allende de sus fronteras en busca del pan que les fue arrebatado. Desesperados y sin sentido en sus vidas, aplican inconscientemente la premisa, expropiar a los expropiadores.
Ha llegado la hora de que Occidente del bienestar se comporte solidariamente con ésta legión de parias, que entre todos, hemos creado.

martes, 3 de marzo de 2009

Pobre hermana foca

Por esta época, todos los años, se repite la matanza indiscriminada, por intereses económicos, de estos pobres animales, bebés focas. Uno llega a la conclusión de que el hombre es un animal racional con el peor de los bajos instintos en su comportamiento hacia los demás animales. Todos los animales irracionales tienen en el hombre el mayor de los depredadores, pero no por el hecho de la pura necesidad que nos dicta la madre naturaleza, el comer para nuestra supervivencia. No nos engañemos, el motivo real de estas crueles matanzas de bebés focas no está en el agotamiento de los caladeros del bacalao, y sí en la demanda de la peletería y la cosmética.
Como depredadores, somos mucho más refinados, en el caso concreto de las focas, hasta más selectivos, eligiendo y matando a sus crías porque la demanda exige que su piel y sus vísceras sean más finas y de mejor calidad. Ya se sabe que el cliente es el que manda, ¿Pero quiénes son estos potenciales clientes? Hombres y mujeres que en su ego estúpido buscan un estilo de vida que les diferencie de sus semejantes en la clase social, en su pose ante los demás. A ver si algún día, a estos individuos/as elitistas, tan aficionados a las pieles y cremas de lujo, se les desarrolla la sensibilidad humana y toman conciencia de que con su pretendida y decadente función social están provocando, indirectamente, una vergonzosa matanza con estos animales.
Qué mejor momento para recordar a san Francisco de Asís: pobres hermanas focas.

lunes, 2 de marzo de 2009

En el artículo 35 de nuestra Constitución; dice. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, la promoción a través del trabajo y una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.
El trabajo es la fuente de toda riqueza, afirman los especialistas en Economía Política. Pero el trabajo es muchísimo más que eso. Es la condición básica y fundamental de toda vida humana. Que lo es en tal grado que hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre. El hombre como ser de necesidad que es, satisface esa necesidad a través de la naturaleza, pero para llegar a ella necesita un móvil, ese móvil es su fuerza de trabajo. Los utopistas del siglo XIX, y en particular Saínt-Simón sienta ya, en sus Cartas ginebrinas, la tesis de que “Todos los hombres deben trabajar”. Sin quedarse a la zaga el filántropo Fourier, filósofo y sociólogo francés; fue el primero en proclamar el grado de emancipación de la mujer y el hombre en una sociedad es la medida de la emancipación general en el empleo libremente consentido. Poniendo hincapié en la paradoja de que en la civilización, la pobreza que es directamente proporcional a la falta de puestos de trabajo brota de la misma abundancia.
Procuremos, entre todos, que este artículo 35 de la Carta Magna, no se quede en letra impresa.

domingo, 1 de marzo de 2009

El Materialismo Dialéctico e Histórico: doctrina científica basada en el estudio de las sociedades humanas, en el principio materialista de la historia. Un método, un guía hacia la emancipación del hombre en su más dura esencia del humanismo, ha sido vulgarmente tergiversado en aras de los que pretenden oscurecer la sociología humana. El fascismo, el neocapitalismo, se han forzado en minar y degenerar esta doctrina filosófica y científica, hasta tal punto de dejarla en el mayor de los ostracismos.
La debilidad de esta doctrina materialista estriba en que necesita seres humanos psicológicamente maduros en su proceso de transición en los colectivos sociales. La comprensión materialista de la historia, única que posibilita resolver el proceso, el problema del hombre, genéricamente hablando, es la base filosófica del humanismo social. La interpretación materialista dialéctica de la práctica permite comprender al hombre como producto de las circunstancias sociales y, al mismo tiempo, como sujeto histórico y ser social actuante y activo.
El hombre como ser de necesidad, en cuanto va resolviendo esa necesidad presente se va humanizando a través de la necesidad comprendida y transformada en libertad. El individuo suele confundir la necesidad con el capricho. “El capricho es un don de los dioses”, y si el hombre se aferra a esos caprichos su esencia humana se enajena y se pierde en la estrechez animal o divina, en lo divino miseria transcendental. La capacidad de auto comprensión está orientada por la idea del “individuo” la capacidad de transcendencia responde a la idea de sociedad.
El hombre se va haciendo a sí mismo a lo largo de la historia mediante su propio trabajo, es decir, a través de la transformación de las condiciones materiales bajo las que tiene que organizar su vida, y esa transformación material influye y transforma a su vez las interpretaciones que el hombre ofrece del mundo. El hombre se diferencia del animal desde el momento en que empuña un instrumento de trabajo y comienza a producir él mismo sus medios de vida y, con ellos, producir también nuevas necesidades, nuevas interpretaciones de su propia vida. La historia del hombre hay que leerla en la historia de la industria y del comercio. En la historia del desarrollo de las fuerzas productivas. Esta es, a grandes rasgos, la base Materialista de la Historia.