domingo, 3 de mayo de 2009

Conciencia social

Conócete a ti mismo, célebre frase del filósofo griego, Sócrates, muy bien podría ser sinónimo de conciencia social. Para llegar a ese estadio hay que pasar por la fase del ser social, conocimiento del medio material y humano que nos rodea. Comprender el pasado y el presente para así transformarlo.
El hombre genérico, no es un producto del medio, por el contrario el medio es un producto del hombre y que el hombre es, por consiguiente, un producto de sí mismo, si el hombre experimenta la influencia del medio puede transformar el medio, la sociedad, puede, por lo tanto, transformarse a sí mismo. “Como individuos no somos nada, somos un absurdo, como individuos somos mortales de necesidad. Juntos con nuestros semejantes, somos algo concretos, sociales, y eternos por necesidad”.
El ser social está determinado por las condiciones de existencia material en los cuales viven los hombres en la sociedad. Citando a Marx; No es la conciencia de los hombres la que determina sus condiciones materiales, son las condiciones materiales de vida las que determinan su conciencia. La conciencia de las cosas, de todo lo que nos rodea, no nace con el individuo, se va adquiriendo en el devenir de sus vidas, es un reflejo del mundo material desde el ser objetivo. Los valores éticos y morales sólo pueden desarrollarse en el individuo dentro, y no fuera de la conciencia social.

sábado, 2 de mayo de 2009

Siglo XX ó XXI

En el año 2000, no nos pusimos de acuerdo de si pertenecía al segundo milenio o pasábamos con ese año 2000 al tercer milenio.
El calendario actual procede del calendario romano. Debe su origen a Rómulo, quien estableció un año de 300 días, divididos en 10 meses. Reformado por Julio César (46 a J.C, calendario juliano), quien con el fin de adecuar el calendario el año astronómico, basado en el ciclo de las estaciones (rotación de la Tierra en torno al Sol), introdujo un año bisiesto cada cuatro años. Con ello, la duración media del año civil era de 365,25 días, cifra más acorde con el año astronómico real (365,242 días), pero todavía sensiblemente inexacta. El error acumulado, que a fines del siglo XVI había retrocedido el equinoccio de primavera, era ya de unos 10 días, provoco la necesidad de un ajuste. La reforma, acometida por el Papa Gregorio XIII en 1592 (calendario gregoriano), restableció la concordancia y evitó futuras derivas eliminando ciertos años bisiestos.
La comunidad histórica-científica lo tiene muy claro. El nacimiento de Jesucristo se toma como referencia para el cómputo de la era cristiana, año primero de nuestra era. Dando comienzo el primer milenio para terminar en el año 1000. El segundo milenio empezó en el 1001 y ha tenido su fin en el año 2000. El milenio tercero, y por lo tanto el siglo XXI empezó el año 2001.
En la época que nace Jesucristo, Palestina era un protectorado del imperio romano, la numeración que tenían para contar no existía el dígito 0, como existe en los números que actualmente tenemos, heredado de los árabes.
Como curiosidad; confesiones religiosas que se rigen por sus diferentes calendarios: los hebreos, 5760 años; hindúes, 5104 años, budistas, 2543 años; tibetanos, 2126 años; cristianos al terminar el segundo milenio 2000 años, y musulmanes, 1278 años.

viernes, 1 de mayo de 2009

Un país que no lee, que la mayoría de sus ciudadanos no tiene el hábito de la lectura, tal sociedad está condenada a ser esclava del mayor de los tiranos, la ignorancia. Donde el saber queda subordinado a creer. Potenciándose el caldo de cultivo de donde se nutre toda especie de pícaros a ofrecer sus maravillas y protección con sus seudociencias que representan las sectas religiosas, los esoterismos y demás mancias, en detrimento de las verdaderas ciencias científicas y humanistas, que son el producto del sentido crítico de la observación y la experimentación de los conocimientos racionales. En estas circunstancias tan particulares donde reina la anarquía del saber y de los falsos valores, proliferan los vendedores de feria, politicastros que bastardean de la política bien entendida, la que se define, como el arte de conducir un asunto para alcanzar un fin social y justo.

La ambición mal entendida es algo inherente en el hombre socialmente ignorante, pero una ambición sin conocimiento es como un barco varado en tierra. A la igualdad y la libertad sólo se llega a través de la madurez en el conocimiento cultural, social, y humano.