jueves, 2 de octubre de 2008

Corazón corazón

En ti se han inspirado toda clase de poetas líricos, rapsodas, fantásticos y soñadores. A lo largo de la historia te han mistificado hasta la locura, idealizándote quiméricamente. Amores inmortales de la historia y de la literatura murieron por ti, unos de inanición y otros de romántica desesperación. Parejas como: Los Amantes de Teruel, Romeo y Julieta, Marco Antonio y Cleopatra, don Juan Tenorio y doña Inés, Calixto y Melibea, y un largo etcétera. Que dejaron una impronta de oro en el Libro del Amor Universal.
Pero la realidad es desgraciada o afortunadamente más pueril. El doctor Barnard en 1967 hizo el primer trasplante de corazón, y todos los esquemas se nos vinieron abajo, demostrando que eres una víscera muscular hueca cuya misión es la de bombear, propulsando la sangre por las arterias y venas. A grandes rasgos, te divides en dos partes separadas, el corazón derecho y el izquierdo, que comprenden cada cual una aurícula y un ventrículo que se comunican. La sangre de las venas de la circulación general llega a tu aurícula derecha, y de allí pasa a través de la válvula tricúspide a tu ventrículo derecho, que la envía a los pulmones, donde regenera oxigenándose. Para luego de los pulmones se dirige a tu aurícula izquierda que ingresa por el orificio mitral a tu ventrículo izquierdo, del cual, por la aorta, pasa al resto del cuerpo suministrándole la nutrición necesaria para el acto de la vida.
Hagamos caso omiso de ésta, tu prosaica realidad, y seamos capaces de seguir amando y soñando, en tu nombre, corazón.

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