jueves, 2 de octubre de 2008

El placer epicureo

Las sociedades donde prima la cultura hedonista, donde la competitividad y el culto al cuerpo es un dogma a imitar, moralmente tiene mucho que desear. La búsqueda del placer por el placer vulgariza los sentidos de los individuos.
Epicuro enseñaba que el placer es el fin supremo del hombre y que todos nuestros esfuerzos deben tender a conseguirlo. Dicho de esta manera, que suena a materialismo prosaico, a Epicuro se le interpretó equivocadamente y sus contemporáneos le tacharon de cerdo filosófico. Su pensamiento era mucho más elevado; el placer no consistía en los goces materiales de los sentidos, sino en el cultivo del espíritu y la práctica de la virtud. No considerando el placer un fin, sino un medio ético para alcanzar la estética del conocimiento de todo lo bello.

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