viernes, 12 de diciembre de 2008

Navidad

Un año más tenemos las navidades y fiestas de fin de año. Fiestas en que la hipocresía, y todas las paradojas se hacen cómplices. Con su inocencia, el misterio de la Navidad, junto con los niños y niñas, son los únicos que se salvan, aunque sólo sea por la duda histórica, y el respeto al dogma religioso desde un pensamiento agnóstico.
Donde los sentimientos se contraponen, unos de gozo y alegría, y otros sentimientos de amargura por la pérdida o la ausencia de los seres queridos.
Por lo demás, es un montaje interesado, político, comercial y parafernalio de excesos culinarios y derroches de sentimentalismos baratos; son días donde juntos proliferan la riqueza material y la miseria espiritual. Días que por sistema los hombres hacen una tregua en sus enfrentamientos y enemistades con sus semejantes. Todo un símbolo de cinismo en el comportamiento hecho costumbre. A la espera de la última noche del año, para empezar uno nuevo, donde seguirá reinando la apatía y la estupidez humana.

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