domingo, 2 de agosto de 2009

Química y Física

Richard Feynman dijo una vez que si tuviera que elegir una sola frase para expresar lo más importante de la ciencia moderna, esa frase sería: “Todo está hecho de átomos”.
La hipótesis atomista, vislumbrada con gran lucidez por los antiguos griegos, fue consolidándose en su moderna formulación, durante el siglo XIX hasta ser adoptada a principios del XX por la mayoría de la comunidad científica. Desde la partícula al descubrimiento molecular del genoma humano, cuyo código genético nos está llevando a la secuencia del libro de la vida. En principio nos debería de hacernos a todos más humildes, y dejarnos de mirar nuestro ombligo transcendental.
El ácido desoxirribonucleico (A.D.N.), constituyente esencial de los cromosomas del núcleo celular, en su complejidad de síntesis en su proceso proteínico nos hace a la raza humana, en particular, tomar conciencia de nosotros mismos y del entorno. A nuestro Premio Nobel de fisiología Severo Ochoa, que recibió el galardón por su descubrimiento del ácido ribonucleico, le preguntaron que si existía un más allá después de la muerte, el profesor Ochoa, sin ningún resquicio de duda contestó; que el hombre, como toda materia orgánica e inorgánica, junto con los animales irracionales somos pura física y química, y a continuación le contestó al periodista, lo único que nos diferencia de los demás seres vivos es la capacidad de amor que desarrollamos hacia nuestros semejantes y a todo lo que nos rodea.
Sentimiento, el de amar, que no deja de ser un afecto altamente elaborado en la bioquímica de nuestra propia naturaleza, que antes que entristecernos nos debe de alegrar por este vínculo genético que nos iguala en esencia a todo el género humano. Pero nuestra estupidez es tal, que permitimos que nos separe y nos enfrente los nacionalismos, las culturas étnicas, y los extremismos religiosos

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