lunes, 9 de febrero de 2009

El día 5 de febrero se celebra la fiesta en honor de Santa Águeda. “ La Virgen de los pechos”, como se la llama en algunos pueblos. Esta atribución popular se debe a que la imaginería tradicional ha representado a Santa Águeda con un plato en las manos mostrando sus pechos cercenados. Santa Águeda era una mártir siciliana de los primeros siglos del cristianismo que sufrió el martirio, condenada por Quinciano, que, antes del martirio, trató por todos los medios de hacerla renunciar a su religión. No pudiendo conseguir nada, le condenó a muerte, no sin antes haberla cortado los pechos. Esta parte del martirio de la santa es la que más presente está en el folklore y manifestaciones populares durante la celebración de la fiesta. En algunos pueblos las mujeres daban fuertes gritos en el baile, y decían que lo hacían en recuerdo a los que dio la santa cuando fue martirizada.

La fiesta de las águedas más importante, por la fastuosidades su celebración y por los elementos folklóricos que aun día conserva, es la del pueblo segoviano de Zamarramala. El día de Santa Águeda en Zamarramala en el que además de describir el traje segoviano de hombres y mujeres, describe con todo detalle el desarrollo de la fiesta de las alcaldesas. El tamboril y la dulzaina les anuncian desde muy temprano que aquel es día de sueto y holganza: los dos alcaldes se disponen a ceder su autoridad en honor de su santa patrona a las lindas alcaldesas que engalanadas con todo lujo “zamarriego”, se presentan a recibir de manos de sus esposos la vara de la justicia y la autoridad que aquella vara representa, quedando reducidos los alcaldes, así como todos los maridos, a la obediencia y servidumbre, porque como dice la tradición “ en este día mandan ellas”. Si en los juegos a que se dedican en este día los mozos, ocurre casualmente alguna disputa, las nuevas autoridades son las mediadoras, son los jueces de paz que fácilmente componen son su amabilidad y sus consejos las desavenencias, pero si algún rebelde se resiste a su intervención, intentan hacerle entender que no en vano aquel bastón está en sus manos, porque el aguacil está a sus órdenes y la cárcel se abre a su voz para castigar al pertinaz que no obedece.

Las mujeres van a misa acompañadas de la música, se sientan en el banco de justicia, a la salida de la misa piden limosna para la santa con un plato que forma parte de su típico atavió de fiesta, y posteriormente se dirigen a sus casas acompañadas de la música. Durante aquel día en todos los actos privados se ve invertido el orden, y en el hogar domestico, son las mujeres lo que las alcaldesas en el pueblo. Finalmente los hombres tomarían la rueca para hilar, si no fuera día festivo en que no se puede trabajar, pero las mujeres quisieran que fuera posible a los maridos hasta encargarse de alimentar a los niños de pecho, como lo hacen en efecto del mejor modo que pueden, dándoles puchereta, mientras ellas gozan de su día grande. Por la tarde tienen un baile al que sólo pueden asistir las casadas, los mozos juegan a la calva y “los tíos (porque es de advertir que en estos pueblos tienen los hombres el singular privilegio de ser siempre mozos en tanto que están solteros, y dejan de serlo para convertirse en tíos dese el día en que se casan), se están en la taberna jugando al solo. Al anochecer, las familias se reúnen a merendar, y al día siguiente celebran “Santa Aguedilla”, donde participan todos, mujeres y hombres, solteros y casados.

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