lunes, 2 de agosto de 2010

Desde la naturalidad

El hombre es un ser de necesidad, en cuanto va resolviendo esa necesidad presente se va humanizando a través de la necesidad comprendida y transformada en libertad, el instinto natural debería de llevarlo a ello, pero la realidad es muy diferente.
Los individuos inmersos en la sociedad de consumo suelen confundir la necesidad con la extravagancia. La búsqueda del deleite por el deleite trastorna los sentidos. Entrando en una metáfora surrealista donde se trastocan los sentidos que son a su vez metamorfoseados en un ideal en los placeres veleidoso. “La extravagancia surrealista, vivimos en unas sociedades de antojos, manías, que llevan al atropello, al abuso de los más débiles”, y si el hombre se aferra a esa manías, su esencia humana se enajena y se pierde en la estrechez, en una miseria en los sentidos.
Hay personas que piensan que no hay más formación que la formación religiosa. Ignorando que a lo largo de la historia de la humanidad el hombre ha sido capaz de atisbar unas morales naturales, unas éticas basadas en la naturaleza humana.
Desde una educación laica, las obligaciones y los derechos humanos se pueden y se deben fundamentar en una virtud de igualdad y libertad, siendo el reflejo de un humanismo empírico, y a su vez racional.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

que daño hace la puta religion