jueves, 12 de abril de 2012
Diógenes de Sínope, filósofo griego, era conocido por su desprecio a la riqueza y por las convenciones sociales, de todo lo que se apartara de vivir conforme a la naturaleza que se han hecho proverbiales. Criticó con mordaz ingenio las costumbres y creencias de su tiempo. Fue célebre por sus principios. Para Diógenes, la virtud era el soberano bien, y el hombre debería de tender a liberarse de los deseos y reducir al mínimo sus necesidades, principios morales que le condujeron a ir descalzo y vivir en un tonel, lo que le granjeo el que le pusieran el sobrenombre de el Cínico Diógenes consideraba que el hombre estaba perdido en conciencia; eso le llevó a pasearse en pleno día por Atenas alumbrándose con un farol, cuando los atenienses perplejos al verle de esa guisa le preguntaban, él contestaba que estaba buscando al hombre. Aunque militara en la escuela de filosofía cínica, no le faltaban argumentos razonables para hacer esa crítica de carácter misantrópico, lo que demuestra que después de 2500 años, el género humano, los hombres, genéricamente hablando, siguen estando perdidos, de espaldas a su propia esencia, perdiéndose voluntariamente en la sin razón, excepciones aparte, en el mayor de los absurdos humanos. La humanidad ha pasado por varios estadios sociales; esclavismo, feudalismo, en el presente capitalismo. Viéndose abocado, sino quiere destruirse ética y moralmente, a una nueva sociedad donde el hombre por primera vez en su historia se dirimirá, esa sociedad históricamente e intelectualmente hablando, sólo puede ser humanamente social, en el amplio sentido de la palabra.Buscando al hombre