martes, 4 de agosto de 2009

Peculiar invento social

La Dialéctica Materialista de la historia nos enseña que el proceso social se desarrolla por la ley de la negación o saltos cualitativos.
Las distintas clases sociales que han ido surgiendo a lo largo de la historia de las sociedades humanas han sido el resultado de la descomposición de unas en otras. El esclavismo como ente social fue el resultado de la extinción de la comunidad primitiva. El feudalismo, de la descomposición de la comunidad esclavista. La burguesía industrializada (capitalismo), resulta su contrario el proletariado, los obreros asalariados. Para poder perpetuarse como clase social en su propio interés, la burguesía frena el proceso social en el devenir metamorfoseando al proletariado en clase media. Por lo tanto la clase media no es un resultado de síntesis, es el producto más peculiar, (una invención) de la burguesía industrializada.
Teniendo un poder adquisitivo más o menos saneado, proveniente de la especulación dentro de una sociedad mercantilista, los individuos que componen la clase media subordinan su identidad en aras de la imitación de sus creadores, la burguesía. La clase media es la promotora del consumo y del neoconservadurismo en detrimento de las clases más bajas, (lumpen-proletariado).
Históricamente, la burguesía frena el desarrollo ético social, haciéndose así una falsa interpretación de la ley darwiniana, entrando en el juego de la ley del más apto. La burguesía como clase, hoy en día, es decadente, decae porque no evoluciona. La clase media ni decae ni evoluciona, está atascada en su esclavitud material y miseria espiritual.
El individuo medio es un ser que no aspira en el devenir de la conciencia social, sólo vive el presente con una vulgaridad de los sentidos que raya más en la ambición individual que en lo social. En general estas personas viven y mueren sin haber comprendido a sus semejantes, sin haber comprendido su propia evolución histórica. Por el contrario, el hombre comprometido se desarrolla en el ser conciencia para la conciencia social.

domingo, 2 de agosto de 2009

Química y Física

Richard Feynman dijo una vez que si tuviera que elegir una sola frase para expresar lo más importante de la ciencia moderna, esa frase sería: “Todo está hecho de átomos”.
La hipótesis atomista, vislumbrada con gran lucidez por los antiguos griegos, fue consolidándose en su moderna formulación, durante el siglo XIX hasta ser adoptada a principios del XX por la mayoría de la comunidad científica. Desde la partícula al descubrimiento molecular del genoma humano, cuyo código genético nos está llevando a la secuencia del libro de la vida. En principio nos debería de hacernos a todos más humildes, y dejarnos de mirar nuestro ombligo transcendental.
El ácido desoxirribonucleico (A.D.N.), constituyente esencial de los cromosomas del núcleo celular, en su complejidad de síntesis en su proceso proteínico nos hace a la raza humana, en particular, tomar conciencia de nosotros mismos y del entorno. A nuestro Premio Nobel de fisiología Severo Ochoa, que recibió el galardón por su descubrimiento del ácido ribonucleico, le preguntaron que si existía un más allá después de la muerte, el profesor Ochoa, sin ningún resquicio de duda contestó; que el hombre, como toda materia orgánica e inorgánica, junto con los animales irracionales somos pura física y química, y a continuación le contestó al periodista, lo único que nos diferencia de los demás seres vivos es la capacidad de amor que desarrollamos hacia nuestros semejantes y a todo lo que nos rodea.
Sentimiento, el de amar, que no deja de ser un afecto altamente elaborado en la bioquímica de nuestra propia naturaleza, que antes que entristecernos nos debe de alegrar por este vínculo genético que nos iguala en esencia a todo el género humano. Pero nuestra estupidez es tal, que permitimos que nos separe y nos enfrente los nacionalismos, las culturas étnicas, y los extremismos religiosos