jueves, 15 de enero de 2009

Bruno Bauer, filósofo alemán del siglo XIX, dijo que las religiones en manos de grupos o personas intolerantes, fanáticos, ha sido lo más nefasto que le ha podido ocurrir a la humanidad.
La experiencia histórica nos ha dado ejemplos suficientes; entre otros, la Santa Inquisición del dominico Torquemada en España, el calvinismo en Francia. Lo que fue el enfrentamiento secular en Irlanda del Norte, entre católicos y protestantes. La descomposición de Yugoslavia, derivado del conflicto étnico-religioso entre serbios ortodoxos, croatas, bosnios musulmanes, albano-kosovares. El integrismo islámico con las masacres en nombre del Ramadán. Los talibanes en Afganistán, reprimiendo a las mujeres brutalmente por el sólo hecho de ser mujer. Prohibiéndolas el acceso a la cultura y al trabajo, obligándolas a llevar el rostro tapado, porque según ellos el Corán, su libro sagrado, así lo dice, (en el Corán no hay ninguna sola frase que diga eso). Y en el presente, en Oriente Medio, los judíos a avasallando a los palestinos, infringiéndoles una violencia que raya en la brutalidad. Los desmemoriados israelitas, incapaces de recordar el genocidio que ellos mismos sufrieron en sus carnes, por parte de los nazis.
Si hipotéticamente hablando, se pudiera extinguir de las cabezas de los hombres todo hábito al mito y a los conceptos religiosos, desde el punto de vista del fundamentalismo integrista, las sociedades humanas no se afectarían para nada en su transición en el devenir histórico, siempre que no se apartaran del rigor y la orientación de las ciencias humanas. Por el contrario, si lo hipotético fuese que se borrase de la memoria todo el saber científico antropológico y humanístico en la ética natural, quedando intactos todos los dogmas sectarios religiosos. El futuro de la humanidad sería, irremediablemente, la vuelta al primitivismo, a las cavernas.

martes, 6 de enero de 2009

El nuevo Goliat

La historia bíblica se repite, pero con los papeles cambiados, el David hebreo se ha convertido en el Goliat filisteo. Los palestinos son los últimos herederos del legendario pueblo filisteo.
Los judíos son una cultura que hace seis mil años supieron interpretar la religión teísta en su favor, creando un dios único a su imagen y semejanza creyéndose el pueblo elegido, su egocentrismo les llevó a ser enemigos de todo ser viviente que se encontraba a su alrededor. Con gran espíritu combativo estaban siempre a la greña con los filisteos, araneos, cananeos, heveos, hititas, egipcios, etc. Incapaces de establecerse y crear raíces en esa tierra prometida, pasaron toda su existencia en un perpetuo éxodo.
En el presente están aplicando una fuerza desmedida contra el pueblo palestino, invadiendo la franja de Gaza, en respuesta a Hamás, poniéndole de excusa, están masacrando a la población civil.
No es todo el pueblo judío el que práctica el poder de la fuerza, es un colectivo ultra ortodoxo, político y religioso, como es el movimiento sionista. Incapaces de aprender de la historia, cuando ellos mismos fueron víctimas del mayor de los genocidios.

En la historia contemporánea y reciente de Cuba; la grandeza no reside en sus dirigentes, es el pueblo cubano que supo hacer una revolución social que instauro la dignidad perdida. Desde el régimen pro americano del presidente Fulgencio Batista, hombre de paja de las familias oligárquicas y del imperialismo del Norte, prácticamente dueños de la isla.
En la década de los cuarenta hasta mediados de los cincuenta, Cuba era un patio trasero de la península de la Florida, que dista de la isla a unas noventa millas, un paseo para los privilegiados americanos, en busca de los garitos de juego y los prostíbulos con las mulatas más bellas del Caribe. El analfabetismo era moneda corriente, los niños y niñas cubanos de la clase trabajadora, en vez de ir a la escuela, se veían obligados para poder subsistir a prostituirse en toda clase de trabajos, como limpiabotas para lustrar los zapatos de los herederos del Tío Sam, esa era la triste y cruda realidad en los años cincuenta de la nación de cuba. Tuvieron que llegar los barbudos de Sierra Maestra; el Che Guevara, Fidel Castro, etc., y juntos con el pueblo poner orden a tanta inmoralidad.
Cuándo tomaremos conciencia de que los Estados Unidos y todos sus acólitos, desarrollan unas políticas basadas en el abuso hacia los pueblos que no pueden competir ni enfrentarse a sus caprichos, ni a su poderío militar y económico.
El pueblo cubano lleva cincuenta años luchando pacíficamente por su supervivencia, defendiendo su dignidad, intentando crecer como pueblo. Pero los poderosos especuladores del mercantilismo no les dan tregua, imponiéndoles un miserable embargo económico que raya en la brutalidad. Las gentes civilizadas debemos de ayudarles, no permitamos que siga esta triste situación con este pueblo hermano. Sólo se comprende el presente de un pueblo, cuando se conoce su pasado.

viernes, 2 de enero de 2009

Nuestros antepasados creían que las estrellas eran luces clavadas en la cúpula celeste. Hoy sabemos mucho más sobre ellas: conocemos de qué forma nacen y mueren, de qué materia están hechas y cuáles son sus movimientos. Pero nos siguen fascinando, hasta el punto de confiarles nuestro destino. Vamos a observarlas de cerca para descubrir lo que sucede en el firmamento.
Se cuenta que los pueblos de Mesopotamia fueron los primeros que se aventuraron a distinguir las constelaciones. En cierto modo, el hombre primitivo las inventó observando la cúpula astral como si fuera un folio plano: los astros serían los puntos que se dibujan una figura. En realidad, las estrellas que las componen están en planos distintos y a diferentes distancias astronómicas. Cuando se observan el cielo, parece que todas las estrellas se encuentran a la misma distancia. En realidad, no es así: la distancia en años luz varía considerablemente de unas de otras. Las constelaciones son grupos de estrellas considerados desde la perspectiva del observador.
Los conocimientos de estos pueblos mesopotámicos se difundieron hacia Egipto y Grecia, donde la tradición originaria se enriqueció con el patrimonio mitológico local. Durante mucho tiempo, se creyó que la tierra era el centro del universo. Los griegos de la época clásica pensaban que los planetas y las estrellas fijas giraban en torno a ella. Esta idea no resulta tan extraña si se observan los movimientos de los astros por la noche.
Fue el astrónomo alejandrino Claudio Tolomeo (siglo II d.C.), quien estableció la teoría geocéntrica del movimiento celeste, al clasificar más de 1000 estrellas fijas en 48 constelaciones, actualmente el número de constelaciones son 88. El siglo XV, época de las grandes navegaciones, marca otra etapa fundamental en la historia de la Astronomía, pues fue entonces, cuando se abrieron las fronteras australes, terrestres y celestes.
En el siglo XVI, el polaco Nicolás Copérnico elaboró la teoría heliocéntrica del movimiento celeste, según la cual era la Tierra la que giraba alrededor del Sol. Teoría que es aceptada plenamente por la comunidad científica.
Johannes Kepler, astrónomo alemán, viéndose en la necesidad de redactar horóscopos de burgueses y magnates que fiaban en él como astrólogo. En la poca fe que ponía el propio Kepler en sus horóscopos se refleja en algunos dichos suyos que se han conservado: “Madre Astronomía moriría de hambre si hermana Astrología no ganara el pan”, dejando comprender con tales sentencias que necesitaba de la Astrología para poder comer.
La Astrología no deja de ser un invento mítico transformado en arte y aprovechado por el hombre como algo lúdico. En cuanto a la Astronomía es de descubrimiento objetivo de la mecánica cósmica, y por lo tanto, es una ciencia.